martes, 6 de marzo de 2012

Los videojuegos y las motos III. Enduro Racer.

Siguiendo la línea de estas últimas entradas hoy voy a tratar otro de los temas que al parecer están más visitados, lógicamente a mucha más gente le atraen los temas de interés general que las vueltas que pueda dar encima de la moto. Así que le toca el turno a los videojuegos.

Quien, como yo, esté sobre la treintena, e incluso mejor aún los que estén en la cuarentena puede que recuerden un videojuego que tenía bastante tirón en los salones recreativos; esos antros, hoy casi desaparecidos(excepto en centro comerciales y poco más) en los que te podías fácilmente dejar la semanada en cosa de hora y media...eso si eras de los de padres generosos, y que estaban frecuentados por una fauna endémica de los más especial, desde el viciado que con veinticinco pesetas se tiraba allí un día entero hasta el porrero que se tiraba todo el día al fondo, sin un duro sacando partidas gratis a los billares, pasando por el macarrilla de barrio, normalmente un tipo de entre diecisiete y veinte años repetidor compulsivo y que como mantra tenía la frase: "¡Eh, chaval!, si quieres te lo paso", y que solía también intentar sacar algo de pasta a los más pequeños(me incluía en ellos, al llegar mi adolescencia apenas quedaban tugurios de ese tipo) normalmente de buenos modos para que no lo pillase en duelo del local y lo echara.

Bueno que me lío, pues como dije antes los que mencioné se acordarán del "Enduro Racer", que salió al mercado en 1986, aunque duró bastante en los salones, de hecho yo lo conocí en el 91, y sobre todo de su mueble especial. El juego en sí estaba bien, no era una maravilla, pero se dejaba jugar a pesar de su dificultad bastante alta, pero lo que más llamaba la atención era, como digo el mueble, tenía dos versiones, con un mando y otra con mando y asiento. La versión con mando no era un simple joystick, eran los mando de una moto, con acelerador, freno, y lo que mejor estaba, control sobre la elevación de la rueda delantera, vamos, los caballitos de toda la vida(¡qué hostias llevaba aquel mando!). La otra versión con el mueble completo era más difícil de encontrar, pero por supuesto mucho más demandada, recuerdo hacer cola para jugar, era casi una moto...si no llega a ser por la ausencia de ruedas y motor, pero desde la perspectiva nuestra era lo mismo, además en aquella época todavía poníamos algo de nuestra parte para entrar en la fantasía, no existían cientos de millones de píxeles renderizándose cada milisegundo en pantalla.

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Para la época, además del aliciente principal que era el control, el juego no estaba nada mal. Era en una falsa y arcaica sensación 3D que conseguía agrandando los objetos(árboles, piedras, saltos...) a medida que nos acercábamos a ellos. El juego consistía en unas carreras a través de una pista con obstáculos que podíamos sortear o bien esquivándolos o bien pasando por encima de ellos con la rueda levantada, también había saltos, de los que para salir airoso tenías que llegar a tierra con la rueda levantada y tenías que ganar a los demás participantes(IA de la máquina) para seguir jugando. De gráficos no estaba mal, con animaciones del piloto sacando la pierna en curvas y detalles cuidados, que visto en la distancia que dan los años y con los videojuegos actuales resulta extraño juzgar como "buenos".

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Hicieron más adelante una versión para los ordenadores Amstrad CPC, Atari ST, Commodore 64 y Spectrum editada por Activision, pero no era ya lo mismo, estos ordenadores funcionaban con tecnología de 8-bits con unos colores paupérrimos y por supuesto sin el sistema de control que hacía única a esta máquina.

Portada de la versión de ordenador, como solía pasar en la época no ponían fotos del videojuego para "no romper la magia".
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